Después de ocho largos años.
Después de llanto y apego enfermizo-
Después de palabras dulces y risas.
Después de llanto y secretos.
En el mar de cariño y recuerdos.
En el enmarañado que eramos y somos tú y yo.
Hoy, mi luz lejana, te digo adiós.
Sombra ya no soy. Y mis manos aún pueden ser tuyas.
Pero, como estoy segura que querías, al fin puedo decir:
Es el primer día del resto de mi vida.