Hay momentos en los que pienso que el único motivo por el cual no he muerto aún es porque nunca he tenido la oportunidad real de hacer lo que a veces mi mente maquina sola.
Años atrás parecía normal tener este extraño "plan de contingencia" almacenado en alguno de los archivos de mi mente, por si las dudas, por si acaso, para cuando sea necesario, para cuando esto pase.
La frase que lo corona ha ido cambiando con el paso de los años, volviéndose más real y más concreta.
Cada día que pasa algo termina de encajar mejor señalando a claras luces que es algo muy lógico, muy esperable.
Sigo sin entender porqué no lo hago, sin embargo.
Quizá luego, quizá luego.
jueves, 22 de diciembre de 2016
jueves, 8 de diciembre de 2016
Serenade to no one.
Los sentimientos son algo complicado, particularmente cuando se tratan de ti.
En las horas que suelo dedicarte, en mi mente, todo transcurre como una película que he visto mil veces. Nunca hay cambios magistrales, sólo algún detalle que pasé por alto por alguna razón.
Me aferro a esos detalles, como si alguno de ellos fuera a; mágicamente, mostrarme la respuesta a una pregunta que ni siquiera he terminado de formular.
Debe ser esa misma determinación la que aún me hace buscarte sin quererlo, la que aún ahora me hace recordarte con los detalles más tontos y reír porque llorar sería patético, más de lo que ya me crees.
Y debe ser ese perenne recuerdo tuyo el que me hace pensar que posiblemente te ame toda la vida, aunque no podría decírtelo. Tampoco, creo yo, que tú quieras escucharme.
Aún ahora desearía que tu dolor fuera mío, verte sufrir siempre ha sido un calvario continuo. Pero esa salida idílica, ridícula hasta para un cuento de hadas, no tiene significado alguno. Porque sé que en el fondo te enorgulleces de las cicatrices que llevas, que de alguna manera no podrías reconocerte a ti misma sin ellas.
No puedo hacer nada, entonces, más que admirarte de lejos y aceptar que no soy más parte de tu mundo. Que cualquier palabra que tenga para ti es tan duradera como una huella en la arena, que vale tanto como un saluda dado a un extraño.
Aún así, aún con mi batalla interna que aún parece alzarse a tu nombre. Aún si nunca más vuelvo a figurar más que como una tanta de las páginas pasadas de tu vida. Deja que esta tonta aún se enorgullezca de haber compartido, al menos un momento, de esta vida contigo.
En las horas que suelo dedicarte, en mi mente, todo transcurre como una película que he visto mil veces. Nunca hay cambios magistrales, sólo algún detalle que pasé por alto por alguna razón.
Me aferro a esos detalles, como si alguno de ellos fuera a; mágicamente, mostrarme la respuesta a una pregunta que ni siquiera he terminado de formular.
Debe ser esa misma determinación la que aún me hace buscarte sin quererlo, la que aún ahora me hace recordarte con los detalles más tontos y reír porque llorar sería patético, más de lo que ya me crees.
Y debe ser ese perenne recuerdo tuyo el que me hace pensar que posiblemente te ame toda la vida, aunque no podría decírtelo. Tampoco, creo yo, que tú quieras escucharme.
Aún ahora desearía que tu dolor fuera mío, verte sufrir siempre ha sido un calvario continuo. Pero esa salida idílica, ridícula hasta para un cuento de hadas, no tiene significado alguno. Porque sé que en el fondo te enorgulleces de las cicatrices que llevas, que de alguna manera no podrías reconocerte a ti misma sin ellas.
No puedo hacer nada, entonces, más que admirarte de lejos y aceptar que no soy más parte de tu mundo. Que cualquier palabra que tenga para ti es tan duradera como una huella en la arena, que vale tanto como un saluda dado a un extraño.
Aún así, aún con mi batalla interna que aún parece alzarse a tu nombre. Aún si nunca más vuelvo a figurar más que como una tanta de las páginas pasadas de tu vida. Deja que esta tonta aún se enorgullezca de haber compartido, al menos un momento, de esta vida contigo.
miércoles, 2 de noviembre de 2016
viernes, 28 de octubre de 2016
Y si miras de cerca
Realmente no hay nada diferente.
Con la situación de hace unos años, eso es.
Si me remonto a la imagen deslucida de mi propio recuerdo hace tantos años grabada en mi mente, podría decir que mi propio nombre sería un oxímoron.
No recuerdo haber visto semejante diferencia en el mismo rostro. Aunque no es como si tuviera particular fascinación por analizar mi semblante, encuentro semejante tarea morónica y desalentadora. Deprimente, si me quiero poner un poco más refinada.
Termino encontrado un montón de nada aderezada con esfuerzos tirados al vacío. Y- es que en momento así me pregunto, ¿por qué sigo intentado? Parece que he llegado al punto donde las imágenes dibujadas en papel no pueden animarme, donde mis sentimientos se han barricado tan profundo buscando protección que no soy capaz de alcanzarlos.
El sentimiento es familiar, somos viejos amigos, le doy la bienvenida con gracia.
Es en esos momentos donde me pregunto de qué sirve que intente, y la respuesta parece ser que no tiene importancia.
Quizá, muy profundo, pienso que al menos podría justificar mi fracaso académico con una no-fracasada existencia social. Amigos, pareja, lo que sea.
Lo que fuera.
Pero no.
La soledad nunca me ha molestado, quizá porque nunca me sentí particularmente solitaria.
Pero esa era la yo del pasado, la yo que está pintada de sepia y a la que se comen las polillas. Esa yo ya no existe y mi falso bote de conocimiento y estabilidad hace mucho encalló y terminó destrozado, lanzando astillas de madera y lastimando todo lo que estuviera a su alcance.
Quizá sea porque no creo en el potencial, no realmente. Si lo ven en mi, si realmente existe en mi interior; no importa.
No borra que soy creación de fracasos, que es lo que me representa y me define.
Es un poco triste, pensar de esa manera; pero no evita que sea verdad.
Que si miro de cerca sólo soy todo lo que está mal conmigo en primer lugar.
Con la situación de hace unos años, eso es.
Si me remonto a la imagen deslucida de mi propio recuerdo hace tantos años grabada en mi mente, podría decir que mi propio nombre sería un oxímoron.
No recuerdo haber visto semejante diferencia en el mismo rostro. Aunque no es como si tuviera particular fascinación por analizar mi semblante, encuentro semejante tarea morónica y desalentadora. Deprimente, si me quiero poner un poco más refinada.
Termino encontrado un montón de nada aderezada con esfuerzos tirados al vacío. Y- es que en momento así me pregunto, ¿por qué sigo intentado? Parece que he llegado al punto donde las imágenes dibujadas en papel no pueden animarme, donde mis sentimientos se han barricado tan profundo buscando protección que no soy capaz de alcanzarlos.
El sentimiento es familiar, somos viejos amigos, le doy la bienvenida con gracia.
Es en esos momentos donde me pregunto de qué sirve que intente, y la respuesta parece ser que no tiene importancia.
Quizá, muy profundo, pienso que al menos podría justificar mi fracaso académico con una no-fracasada existencia social. Amigos, pareja, lo que sea.
Lo que fuera.
Pero no.
La soledad nunca me ha molestado, quizá porque nunca me sentí particularmente solitaria.
Pero esa era la yo del pasado, la yo que está pintada de sepia y a la que se comen las polillas. Esa yo ya no existe y mi falso bote de conocimiento y estabilidad hace mucho encalló y terminó destrozado, lanzando astillas de madera y lastimando todo lo que estuviera a su alcance.
Quizá sea porque no creo en el potencial, no realmente. Si lo ven en mi, si realmente existe en mi interior; no importa.
No borra que soy creación de fracasos, que es lo que me representa y me define.
Es un poco triste, pensar de esa manera; pero no evita que sea verdad.
Que si miro de cerca sólo soy todo lo que está mal conmigo en primer lugar.
viernes, 21 de octubre de 2016
Re. A fair share of loneliness
Side A, Side B, Side C.
Trabajar con géneros que no sean comedia burda cuando hago mis au's siempre parece complicado, quizá porque tengo tan básico género como zona de confort. Es fácil explicar el comportamiento caricaturizado y las reacciones exageradas o desesperadas en esa clase de ambiente.
Personalmente- creo que no puedo salir de ese molde.
Algunas veces lo he intentado, y mientras es divertido siento que hay un terreno gigantesco que quiero tocar y, que con lo poco que soy capaz de convenir, no logro ni arañar la superficie.
Hey, está bien.
Cualquier momento es bueno para empezar.
Side A: Aventura y Misterio
Side B: Acción y Drama
Side C: Fantasía y Psicológico.
Mis ideas de aventura y fantasía no son la cosa más popular que existen, al parecer puedo encontrar dichos conceptos en las acciones más mundanas.
Pero hey- that's just what it is.
jueves, 20 de octubre de 2016
Hoy es uno de esos días.
De esos que parecen disfrutar riéndose en tu cara por los niveles increíbles de estupidez que tú mismo alcanzas, deleitándose con la desgracia que traes a tu vida y con la falta de tino que siempre ostentas.
Es extraño que empieze, nuevamente a usar esto, con una entrada de esta manera.
La primera vez que escribí algo así era para quejarme y sentirme un poco mejor con el problema que yo misma me había causado, como si intentara justificarme. Como si el simple hecho de sentirme mal con el asunto de pronto hiciera que yo estuviera bien en mi actuar.
Una accionar estúpido de una niña igual de estúpida.
Pero es normal, creo. Eso de querer quejarse, quiero decir. A veces uno solo necesita ventilar las cosas que le pesan en el pecho para sentirse mejor. Unos tienen amigos, familia o un terapeuta para eso. Yo, por mi parte, un blog y una inexistente audiencia que nunca leerá esto.
Hola, nadie, me llamo Massiel y me gustan los súper héroes.
Una parte de mi quiere creer que ya no es la niña que intenta vivir de falsas ideas y aferrándose a un inestable y fantasioso sueño futuro. Que no busca consuelo en personas inexistentes y colores brillantes.
Pero, y aunque realmente ya no soy la niña que solía ser y ya no creó que todo estará bien sólo por el hecho de querer creer en algo. Me encuentro con la agridulce sorpresa de que mi único confort siguen siendo las que no comparten el mismo plano existencial que yo.
Me pone en perspectiva notar que lo único que mantiene una sonrisa en mi rostro son personas con cuerpo de papel y sangre de tinta.
Que inmediatamente buscó confort en este lugar cuando el resto del mundo parace demasiado fastidiado con mi prescencia.
Dicen que el papel lo aguanta todo, quizá es por eso que también puede aguantarme a mí.
Hola, nadie. Nos vemos de nuevo.
Aún me llamo Massiel y aún me gustan los súper héroes.
Es extraño que empieze, nuevamente a usar esto, con una entrada de esta manera.
La primera vez que escribí algo así era para quejarme y sentirme un poco mejor con el problema que yo misma me había causado, como si intentara justificarme. Como si el simple hecho de sentirme mal con el asunto de pronto hiciera que yo estuviera bien en mi actuar.
Una accionar estúpido de una niña igual de estúpida.
Pero es normal, creo. Eso de querer quejarse, quiero decir. A veces uno solo necesita ventilar las cosas que le pesan en el pecho para sentirse mejor. Unos tienen amigos, familia o un terapeuta para eso. Yo, por mi parte, un blog y una inexistente audiencia que nunca leerá esto.
Hola, nadie, me llamo Massiel y me gustan los súper héroes.
Una parte de mi quiere creer que ya no es la niña que intenta vivir de falsas ideas y aferrándose a un inestable y fantasioso sueño futuro. Que no busca consuelo en personas inexistentes y colores brillantes.
Pero, y aunque realmente ya no soy la niña que solía ser y ya no creó que todo estará bien sólo por el hecho de querer creer en algo. Me encuentro con la agridulce sorpresa de que mi único confort siguen siendo las que no comparten el mismo plano existencial que yo.
Me pone en perspectiva notar que lo único que mantiene una sonrisa en mi rostro son personas con cuerpo de papel y sangre de tinta.
Que inmediatamente buscó confort en este lugar cuando el resto del mundo parace demasiado fastidiado con mi prescencia.
Dicen que el papel lo aguanta todo, quizá es por eso que también puede aguantarme a mí.
Hola, nadie. Nos vemos de nuevo.
Aún me llamo Massiel y aún me gustan los súper héroes.
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